Recorrido por la Peninsula de Baja California; sus maravillosas playas

10.04.2020

Me aventé manejando desde Mexicali hasta Cabo San Lucas, haciendo varias escalas en el trayecto para conocer sus playas, disfrutar sus paisajes desérticos y comer rico. 

De este modo, pude aventurarme y recorrer la geografía de esta parte noroeste del país, que en algún momento Fernando Jordán calificó como "El otro México" y que desentrañó  con detalle en diferentes artículos, los cuales influyeron para que me contagiara de esas narrativas apasionadas por un territorio mágico como la Peninsula. 

A continuación hablo de las poblaciones y las playas que pude visitar durante el itinerario que seguimos a través de la carretera transpeninsular que se interna de norte a sur sobre matorrales  deserticos microfilos,. sarco crasicaules, sarcocaules, rosetófilos costeros, zonas de vegetación halofila-xerofila y de desiertos arenosos, e incluso selvas bajas caducifolias en su "punta" entre los paralelos geográficos 23° y 24°. También muestro algunas de las imágenes que pude capturar: sin ninguna pizca de cronología; por lo que dejo al lector el trabajo de relacionar el texto con las fotografías, que son parte de mi archivo personal.

El Recorrido (de norte a sur) inició desde Mexicali, la metrópoli más septentrional de toda América Latina, y una de las más calurosas del mundo: capital de Baja California. Aun cuando las condiciones sísmicas, orográficas o climáticas no son las ideales por estar en el desierto o por sobrepasar los 45 °C en temporada de calor, el apogeo de Mexicali se debe, además de a su ubicación geográfica estratégica para el transito de personas y mercancías entre USA (particularmente California) y el centro de México, también a las aguas del Río Colorado, las cuales a lo largo del tiempo han enriquecido sus suelos e inyectado del vital recurso hídrico, tanto a la capital como a otras muchas poblaciones localizadas en el denominado Valle de Mexicali. Este ultimo se encuentra conformado por extensas zonas agrícolas que durante el periodo 1902-1937 pertenecieron a la empresa extranjera Colorado River Land Company, latifundio que a la postre desencadenaría una serie de movilizaciones campesinas y que resultarían en el reparto de tierras para muchas poblaciones durante el periodo Cardenista. La configuración y origen del Valle es detallado en trabajos, por ejemplo, de Aidé Grijalva (1983) e Iván Martínez Z. (2016); el cual a su vez forma parte del Distrito de Riego 014, uno de los mas grandes del país, creado en 1939, y que ha impulsado una variada producción primaria de exportación (Zavala J., 2006). Como toda la Peninsula, la conformación territorial e histórica de la noble ciudad de Mexicali y su Valle es verdaderamente interesante, al englobar muchos procesos: inmigratorios-emigratorios, opresión-despojo y luchas por la tierra, cuestiones de soberanía territorial e hídrica, incipiente actividad agrícola-industrial, crecimiento urbano, alternancia política (mas recientemente: 2019), hasta acciones de evangelización (siglos XVII - XVIII) o momentos "oscuros" de vicio, libertinaje y narcotráfico articulados a fenómenos y sincretismos socioculturales transfronterizos.

Tal y como lo exalta F. Jordán (1952), Mexicali y su Valle "mas que con agua del Colorado, ha sido regado con sudor, y fertilizado con músculos y voluntad. Es una tierra de promisión... pero sólo es para quienes han sabido imponerse a las inclemencias, a los infortunios y las dificultades".

En lo que respecta al viaje, tomamos la autopista 02 que sube la impresionante Rumorosa con dirección a Tecate, ciudad de donde es originaria la famosa cerveza homónima, y de ahí rumbo a Ensenada, uno de los 5 Puertos mas importantes del país, no sin antes pasar por el Valle de Guadalupe (parte de la Ruta del Vino). En Ensenada, recomiendo recorrer su Centro y el malecon, me refiero a caminarlo, ya que estas zonas valen el tiempo. De este modo, decidí desviarme y no pasar por la famosa ciudad de Tijuana, tal vez, porque al ser chilango en esta travesía lo menos que quería era recordar aspectos estresantes de los cuales vengo huyendo como los altos niveles de transito, ruido, smog característicos de las grandes metrópolis. No por eso TJ deja de ser una ciudad fascinante.

De ahí nos dirigimos rumbo a San Quintin y luego a El Rosario, aun más al sur, en donde se puede dormitar y comer rico. Para llegar a San Quintín atravesaras una serie de poblaciones (Colnett, Camalú, Vicente Guerrero, entre muchas otras) dentro de un trayecto de aproximadamente 90 kilometros, que requieren un poco de paciencia, ya que experimentaras algo de congestionamiento ocasionado por camiones de carga y de pasajeros que suelen ir algo lentos. Estas zonas presumen actividades agropecuarias importantes para la región. A donde quiera que volteés habrá áreas de cultivo de frutas y hortalizas, aunque también las destinadas para ganado. Después de pasar SQ y un pequeño asentamiento llamado Nueva Odisea el camino se vuelve mas relajado para manejar, tanto que tendrás tiempo de apreciar la inmensidad del océano a tu costado derecho al igual que su azul oscuro característico de estas geografías; en más o menos 1 hora estarás en El Rosario.

En esta población, pudimos probar la langosta con arroz y frijoles; por ejemplo en el Hotel La Cabaña. Es recomendable que aquí se llene el tanque de gasolina, ya que a partir de este punto la carretera que viene acompañando las costas del pacifico comienza a internarse en tierras desérticas y aun más deshabitadas (la mayoría de la población en BC vive en las grandes ciudades y alrededores: Tijuana, Mexicali, Ensenada, Tecate; el resto del territorio esta relativamente despoblado). En este tramo no encontrarás gasolineras hasta Bahía de los Ángeles o en su caso, hasta una pequeña localidad situada en el extremo opuesto (al sur de la Entidad) llamada Ejido Villa Jesús Maria.

Un año antes había venido con la intención de conocer La Lobera (zona natural de reunión de lobos marinos, ubicada a media hora) aunque en esa ocasión el clima lluvioso no lo permitió. Aprovechamos para comer aquí, ya era algo tarde. Después de descansar un rato, dejamos atrás El Rosario. Luego de transitar por un magnifico pero también aflictivo desierto que parece no acabarse, conduciendo nerviosamente sobre (lo que para nosotros era) la desconocida carretera  "Transpeninsular" misma que por  tramos largos se mira vacía de automóviles, mas o menos como a hora y media se llega al poblado Cataviña, pequeño asentamiento muy agradable en donde se encuentra el Hotel Misión, único en la zona en un radio (me atrevo a estimar) de mas de 80 km a la redonda. Sugiero hospedarse ahí ya que hay restaurante-bar y alberca, que se agradece por el clima extenuante. Por ser un "oasis" en medio del desierto en lo que se refiere a comodidad y descanso, el precio de las habitaciones comienzan de $1150 para arriba, lo que me pareció razonable.

Al día siguiente tomamos rumbo a Guerrero Negro. Mucho antes de llegar a esta población hay dos desviaciones, la primera intersección conocida como Laguna Chapala, misma que te lleva hacia San Luis Gonzaga-San Felipe (la cual hasta 2020 era un tramo largo de terracería; pero ya esta pavimentada), y luego hay otra intersección sobre la Peninsular (como a 40 minutos de la primer desviación comentada) que se dirige a Bahía de los Ángeles. Ambos lugares son muy agradables, con playas increíbles ademas que en Bahía hay tours muy completos para ver al tiburón ballena, lobos marinos, e incluso durante el viaje puedes observar delfines. Por otro lado, en S. L. Gonzaga existe un Hotel con restaurante llamado Alfonsinas (algo caro) pero tu estancia se vuelve muy relajada debido a la tranquilidad del mar y el atractivo del paisaje que brinda la playa; en este lugar puedes practicar Kayak ya que el mar es demasiado calmado, casi como todo el Golfo de California. Dos lugares dignos de visitarse, y a los cuales fui, pero en mi viaje de regreso a Mexicali que detallaré en líneas mucho mas adelante.

Regresando al entronque entre la carretera que viene de Bahía de los Ángeles y la carretera Peninsular (a la altura del paralelo 29°), tomamos esta ultima vía rumbo a Guerrero Negro, en donde encalló en 1858 un barco ballenero norteamericano llamado The Black Warrior, y que dio nombre a la respectiva población fundada varios años después en: 1954; localidad bonita donde se respira  una agradable brisa marina al igual que mucha tranquilidad. Aquí se encuentra el complejo Lagunar Ojo de Liebre que desemboca en el océano e incluso hay una zona conocida como Malarrimo que debido a las corrientes marinas provenientes del pacifico, suelen llegar a sus costas todo tipo de basura proveniente de otros continentes.

También opera una Salina, se dice que es la mayor zona productora de este recurso a nivel mundial, misma que es exportada a países como Japón, Estados Unidos, Corea, Nueva Zelanda, entre otros. Guerrero Negro, es de los primeros asentamientos (viniendo de Baja California) que te encontraras pertenecientes a Baja California Sur (BCS), solo poco antes hay oficinas militares en lo que es el Paralelo 28; linea imaginaria que divide a las dos Entidades. Pese a que Guerrero Negro no tiene playas tan bonitas como otras de BCS, en sus mares (que son parte del océano Pacifico) se dan muchos avistamientos de ballena gris, ademas que en la localidad hay restaurantes donde se come muy delicioso y a muy buen precio. Por ejemplo, en el restaurante llamado: Nautilus, por una comida para 2 personas (filetes grandes de pescado con su guarnición, sopa y bebida) no fueron ni $280 MN. Se dice que por estas latitudes, cercanas a la isla Cedros, en 1539 se perdió el navío donde viajaba Francisco de Ulloa, ultimo expedicionario enviado por Hernan Cortes para "conquistar la California". Fue Ulloa quien descifro que "las Californias" no era una isla como se suponía antiguamente, sino un brazo continental que sobresalía desde tierras mas al norte en lo que hoy es la frontera entre México y USA. Tristemente la historia no le ha dado el crédito como el gran generador de información geográfica derivada de sus viajes de reconocimiento, y que, como dijo F. Jordan (1952): "puso desde el siglo XVI a la Peninsula en el mapa del mundo".  

De Guerrero Negro, salimos con dirección a la cabecera del municipio de Mulege. Este trayecto implica cruzar, además de la zona catalogada como Reserva de la Biosfera El Vizcaíno, también significa atravesar la entidad desde su contorno Oeste en el pacifico hasta el Este en el Mar de Cortes, océano denominado por el explorador Jacques Costeau como "el acuario del mundo" por su enorme biodiversidad marina. Antes de llegar a Sta. Rosalia, pasaras dos aisladas poblaciones: Villa Alberto y San Ignacio, esta ultima, conserva el asiento Misional: Kadakaamán, construida en 1716, por lo que vale el tiempo visitar esta localidad que destaca por su vegetación de galería y los palmares dátileros como parte de este oasis desértico irrigado por el rio homónimo. Luego de surcar dichos asentamientos, comenzaras a bajar hacia la costa, circulando incluso sobre la llamada "cuesta del infierno", sensación inefable que te brinda el panorama desértico y montañoso que te dirige hacia Santa Rosalía.

En esta población, durante el Porfiriato una compañía francesa llamada El Boleo extrajo grandes cantidades de boleita y cobre, hasta 1954, cuando pasa a manos del gobierno mexicano convirtiendose en la "Compañia Minera de Santa Rosalia S.A.", finalizando oficialmente sus actividades en 1985; historia muy bien documentada por Romero Gil (1989). Actualmente se percibe un legado europeo en su arquitectura y fachadas de varias viviendas y comercios. Recomiendo recorrer su centro y calles aledañas; por ejemplo el Palacio Municipal cuya fachada es iluminada de noche por diferentes colores. Concentra en la parte del litoral un puerto habilitado desde 1974 para el trafico de altura (origen-destino extranjero), cabotaje (volumen de carga nacional) y pesca. 


De Santa Rosalia, continuamos con rumbo a Loreto, que pertenece a la lista de los 121 Pueblos Mágicos distribuidos en todo el territorio nacional. Justo en este tramo, uno transita pegado a la costa, e igualmente atraviesa la población de Mulegé y su río homónimo, característico por las numerosas palmeras datileras (Phoenix dactylifera) y washingtonias de las subespecies: SPP y Brahea Armata, de acuerdo a Norman Cole (2018): existentes en toda la Peninsula. Se puede comer y degustar un buen filete de pescado, ademas de descansar en algunos de los hoteles que están sobre la carretera, los cuales son económicos. También recomiendo conocer el centro y no dejar de visitar la Misión Jesuita: Santa Rosalia de Mulege, construida en 1705, edificada bajo las ordenes del padre Juan de Ugarte. Sin duda tengo planeado hacer un nuevo recorrido, para hablar y fotografiar todas las misiones de la Peninsula, ya que la historia tan rica que esconden, lo demanda.

En Mulege cambia la flora de manera notable, debido a la existencia del río, por lo que el predominio de  vegetación riparia es visible. En esta localidad descansamos por una noche en un hotel muy económico ($350 la noche), pues los mejorcitos del lugar estaban saturados. Cuento una anécdota: justo en la noche, viendo la tele, por primera vez en mí vida me toco ver una araña violinista. No soy experto en arácnidos, pero en México es muy común en los noticieros las alertas a la población para cuidarse de este insecto por su veneno peligroso. Por ende, previamente me he informado sobre el aspecto de la araña la cual en el cefalotórax (cerca de los ojos) tiene la forma de un violín. Mi compañera dormía, y en eso note un extraño movimiento en el techo de tirol. Encendí la luz, y efectivamente era una violinista. Lo que ocurrió después me lo quedo para mí. Es impresionante ver como un insecto tan pequeño puede ser letal.

Al día siguiente, luego de media hora de salir de Mulegé se llega a unas playas de color azul turquesa verdaderamente bonitas además de "nadables" debido a la tranquilidad y poca profundidad de sus aguas, de entre las que destacan: Santispac, El Burro, El Coyote, El Requeson, La Perla entre otras, las cuales son una delicia para pasar el día contemplando el paisaje y poder descansar en la arena, por lo que recomiendo llevar una sombrilla así como bebidas refrescantes. Algunas de estas playas están acompañadas por cuerpos de agua casi confinados que dan lugar a esteros con vegetación de mangle. En  Santispac y el Requeson, tocó que la comunidad nos cobrara la entrada ($50 por persona), pero dijimos que solo íbamos (de paso) a comer en uno de sus restaurantes y nos dieron libre acceso sin tener que pagar. Se puede degustar el callo de hacha acompañado de ensalada, arroz y una bebida bien fría lo que es igual a una estadía muy grata. 

Durante el trayecto baja californiano, es posible internarte en zonas donde varia de manera notable la elocuente vegetación desértica de la península, pudiendo apreciar sobre su suelos arenosos de origen volcanico o en las laderas empinadas y riscos: cardones gigantes, cochales, agaves, yuccas, ocotillos, xiques, mesquites, tabardillos, pitahayas agrias, palo verdes, trompillos morados, jatrophas, cirios, estepicursores, choyas, biznagas, etc.

El viaje continuó rumbo a Loreto, que viniendo de Mulege harás aproximadamente 2 horas sobre una carretera que de repente va paralela a la costa y otras veces se interna un poco al desierto central: teniendo acceso a panorámicas muy impresionantes. En Loreto se puede comer muy sabroso, aunado a la posibilidad de encontrar servicios de hoteles, gasolina, bancarios algo mas diversos. Aquí recomiendo visitar su malecón y su pequeño puerto, que es sencillo, pero de buen gusto: la vista es muy bonita. Las luminarias y bancas colocadas de manera simétrica alzan mucho la imagen del lugar.  También puedes visitar Puerto Escondido, que se ubica a 5 minutos rumbo al sur (pasando Nopoló), donde encontraras unas vistas asombrosas tanto de la sierra la Giganta como del mar de Cortes. En este lugar hay embarcaderos para yates, veleros y catamaranes, ademas de dársenas y zonas de fondeaderos. Aquí se encuentra el Hotel Tripui que comparte sitio con un compacto asentamiento muy norteamericano. Las habitaciones son un poco caras, pero realmente es muy agradable ya que cuenta con alberca y restaurante así como vegetación frondosa que hace tu estadía muy confortante. A unos cuantos metros hay un cerro donde se puede practicar senderismo y las vistas desde la cima son espectaculares pudiéndose observar el mar imponente perteneciente a la Bahía de Loreto (en el Golfo de California) acompañado de islas, islotes y farallones inmediatos al litoral que se encuentran bajo decreto de Área Natural Protegida, en la categoría de Parque Nacional. Una de las brechas te dirige hacia la cara opuesta de la montaña que da a la playa El Quemado, misma que es muy bonita.

Al día siguiente, en una apacible y soleada mañana, después de descansar, desayunar muy sabroso y de llevar el auto a lavar, el plan fue tomar con dirección a Ciudad Insurgentes que se encuentra a 1una hora y media. Ciudad llamada en su momento: La Toba, por Fernando de la Toba, quién fue un militar vizcaino que fungió como organizador-administrador del gobierno californiano al ser varias veces su jefe político durante el periodo de 1821- 1827. Fue participe y ganador de batallas ante filibusteros quienes buscaban "independizar" el territorio de la desbancada Corona Española, por ejemplo combatiendo contra Lord Cochrane quien invadió en 1822 las poblaciones San José del Cabo y Loreto. A De la Toba se le atribuye haber defendido las tierras Peninsulares con éxito. De acuerdo a F. Jordán (1951) "es el primer hombre que merece su mención en la historia de California. Fue un hombre de honor, honesto a carta cabal y entusiástico defensor de la república naciente. A él se debe que Baja California no haya cambiado de propietarios". No olvidar que en los años de gobierno de De la Toba, el país estaba sumido en conflictos post-independentistas, y en 1827 Guadalupe Victoria (primer presidente de México) decreta la Ley de expulsión de los Españoles, que lo afecta sensiblemente al perder sus cargos y honores. Apartado del reconocimiento, se desvanecieron sus rastros, ignorándose hasta el día de hoy, el lugar de su muerte dentro del gigantesco desierto peninsular.

La carretera va por la costera un cierto tramo (media hora) en donde se pueden divisar a la lejanía algunos de los territorios insulares como la  Isla Danzante e Isla Carmen que son parte del Área Natural Protegida Islas del Golfo de California dentro de la misma Bahía de Loreto. Después la transpeninsular se adentra hacia el centro del estado de BCS no sin antes comenzar a sortear varias curvas, arroyos arenosos que atraviesan el camino, algunos vados, ligeros asensos y descensos peligrosos que sí requieren poner atención al manejar. Si puedes, detente por ratos para contemplar el paisaje que es espectacular en las distintas secciones de la transpeninsular. Regresando a este punto que forma parte de la Sierra de la Giganta, podrás acceder a unas maravillosas vistas. Si andas cansado, recomiendo hospedarte en el Hotel Misiones localizado en Ciudad Insurgentes; es cómodo y relativamente barato ($650), sin dejar de destacar que cuenta con restaurante. O  si prefieres, te puedes hospedar en la siguiente población: Ciudad Constitución, que esta como a una hora o menos. Es una localidad mas grande y cuenta con un poco mas de servicios que la anterior.

De Cd. Constitución a La Paz son 2 y media horas en promedio. Después de un rato conduciendo sobre el desierto que por momentos parece inexorable, comienzas a descender unas lomas y paramos que se van abriendo para desde lo lejos poder discernir la ciudad y su mar alegre característico de los océanos que reciben mucha luz del sol. Nombrada en su momento por Hernan Cortes como "Puerto y Baya de la Santa Cruz" por haber desembarcado un 03 de mayo (onomástico de la Sta. Cruz) de 1535 dentro de sus intentos de "conquistar" la Peninsula, La Paz es la capital de B.C.S. 

Lo que no me gusto: el tráfico y que los señalamientos viales para poder llegar de un punto a otro no son nada claros. Por ejemplo para tomar la salida rumbo a San José del Cabo o a Cd. Constitución, tuvimos que estar pregunte y pregunte a ciudadanos, que amablemente nos ayudaban. Pero lo anterior se compensa con su zona céntrica llena de establecimientos o comercios de variada oferta que exaltan una atractiva imagen urbana y un malecón que se ostenta como los mas bonitos del país; sin lugar a dudas dichas áreas se deben discurrir detenidamente. Tan solo andar en el Malecón y mirar el color tan claro del mar a medio día o admirar el atardecer, es algo espectacular. Toco quedarnos en el Hotel Araiza Palmira cuya habitación doble (en ese momento únicamente disponibles) salió en $1400 la noche. También hay una variada oferta de restaurantes para comer y cenar muy a gusto, por ejemplo: El Toro Güero, Sorstis (algo costoso), Maria California (muy agradable), Los Magueyes (estilo muy mexicano), y otros que no recuerdo su nombre, donde la pasamos muy bien.

El rol de La Paz dentro de la historia peninsular y mexicana es notable. Fue en esta ciudad donde Sebastían Vizcaíno estableció su centro de operaciones para iniciar, en 1602, el recorrido en barco del contorno peninsular externo que da al Pacifico, con el objetivo de descubrir su geografía y aportar la mayor cantidad de datos al mapa de California, cosa que hizo con gran exactitud. Trayecto marítimo que varias décadas antes, en 1539, Fco. de Ulloa había navegado, y en donde misteriosamente no volvió a saberse mas de él. Con su viaje, Vizcaíno notificó a la Nueva España la relevancia de sus recursos naturales y de sus poblaciones nativas, mismas que a partir de 1683 se intentarían conquistar espiritualmente por medio de las acciones de evangelización y de las famosas Misiones Jesuitas, Franciscanas y Dominicas edificadas a lo largo de las baja californias (Norte y Sur); cuyos vestigios todavía existen en algunas poblaciones, muy bien identificadas en los trabajos de F. Jordán (1952) o Robert Jackson (2001). En el caso de la Misión jesuita establecida en esta ciudad (en 1720) llamada Nuestra Señora del Pilar de La Paz Airapí, el tiempo y el clima no dejaron rastro de dicha edificación.

De esta capital actualmente salen tours que te llevan a la Isla Espíritu Santo, donde me comentaron que sus playas son de las mas bonitas de México. Lamentablemente no pudimos visitarla, pero sé que en algún momento iré. En dicha Isla, murió el "desconocido" navegante: Fortum "Ortuño" Jimenez, primer español que pisó (en 1534) tierras Peninsulares al desembarcar en lo que hoy es La Paz. Si la historia no le ha reconocido como un "descubridor", tal vez es por dos motivos que dejan ver en sus trabajos Bernal Díaz del Castillo y Charles Chapman: 1) no era del aprecio de Hernan Cortes, por lo que éste intento borrar cualquier información relacionada con su descubrimiento; 2) se dice que era de carácter difícil y ambicioso, por lo que llegó a sublevarse y matar a parte de su tripulación, ademas de abusar de mujeres y practicar saqueos, obteniendo la muerte en uno de sus combates con nativos.

Regresando al viaje, si por estos lares andas buscando hoteles 5 estrellas con todas las comodidades sumado a un diseño arquitectónico de vanguardia con salida a playas bonitas, te recomiendo visitar: San José del Cabo o Cabo San Lucas, que están en carretera como a 1 hora de La Paz. En verdad que ahí encontraras una oferta de hospedajes muy amplia y variada, e intensamente frecuentada por el turismo internacional, aunque algo caros. 

 Por otro lado, si eres un poco mas hippie (me incluyo) con una ideología de vocación mas ecologista,  buscadora de lugares mas originales y relajantes que no han sido tan transformados por ese turismo, muchas veces avasallante articulado a lógicas que enaltecen el consumismo excesivo (prosaico y en ocasiones hasta pretencioso), pues en ese caso te recomiendo conocer: La Ventana, Los Barriles, La Ribera, El Cardonal, Cabo Pulmo (costa Este) o Todos Santos (Oeste). En algunos de estos últimos lugares, los mismos pobladores oriundos han tratado de evitar lo mas posible la alteración de la naturaleza. Y digo han intentado, aunque en realidad, muchas poblaciones y sus territorios han sido penetrados por la creciente incursión de extranjeros y nacionales de alto poder adquisitivo, quienes se han hecho de muchos terrenos costeros, esperando que sus propiedades en algún momento se vean beneficiadas con algún proyecto de gobierno turístico o de comunicación, que las revalorice. Sin ambages o eufemismos: especulación del suelo. 

De todo lo anterior, destaca Cabo Pulmo como un referente en cuanto a turismo sustentable a nivel nacional, localizada a 2 horas de La Paz. En esta pequeña población, perteneciente a la parte Este de lo que es la "punta" de la peninsula, su suministro de energía eléctrica se encuentra muy racionado debido a que proviene de la captación del sol (paneles). En sus pequeños hoteles y casas cuidan significativamente el consumo de electricidad al no estar conectados a las tomas de CFE. Posiblemente ésta sea la razón por la que dicha localidad y sus mares (que a partir de 1997 fueron decretados: Área Natural Protegida) no han experimentado una transformación radical del turismo invasivo como en el resto de las zonas costeras. Lo anterior, sumado a que el camino a esta población no se encuentra pavimentado y a la fuerte organización de los habitantes que se ha traducido en vigilancia del ambiente, control de proyectos y de visitantes a la zona, así como a la lucha y voluntad para mantener conservado el ecosistema desértico y marino, ha incidido en la preservación de uno de los océanos con mayor abundancia en cuanto a biodiversidad en el planeta, tal y como lo describen en su investigación Mariana Bobadilla (et al., 2017). Recomiendo tomar uno de los tours que ofrecen los pobladores, precisamente, para ir a conocer los arrecifes y nadar con enormes cardumenes de sardinas y jureles: 

¡Es lo más fantástico que he visto hasta la fecha!

Regresando a La Paz, de aquí también sale una carretera denominada Escénica, la cual te lleva a una serie de playas de entre las que destaca Balandra. Recomiendo mucho conocer esta playa ubicada a 20 minutos de la capital de la Baja Sur. Incluso me atrevo a decir, que es una de las mas bonitas de toda la Península y de México, por sus aguas tonalidad azul turquesa y arenas claras. Sin miedo a criticas, después de las playas de Quintana Roo (Cancún, P. del Carmen, P. Xpu-ha, P. Akumal, P. de Tulum, etc.), Balandra junto con otras de BCS, les sigue en cuanto a belleza natural en el país. De esta playa, incluso sale un camino que se interna hacia otras cercanas como: P. Tecolote o P. Pilitas, las cuales son dignas de visitarse. En esta ultima nadamos y descansamos hasta la llegada del ocaso, lo que fue espectacular, al poder mirar como el sol se perdía en el horizonte, no sin antes descubrir y moldear nuestras figuras con sus últimos rayos bermejos, teniendo los finos y calmados oleajes resplandecientes como únicos testigos. Simplemente fue inolvidable. Tristemente, el viaje con mi amiga, que hacia poco mas de 1 semana antes había llegado a Mexicali para junto con ella hacer el reconocimiento de la Peninsula que he descrito hasta estas líneas, casi se terminaba, ya que por cuestiones de trabajo, tenía que regresar en unos días a su ciudad: Queretaro.

En Balandra casi siempre esta repleto de visitantes, y es normal ya que en verdad es todo un espectáculo natural, por ejemplo, es impresionante ver el contraste entre la tonalidad de sus aguas y las arenas claras con respecto a los macizos rocosos de las montañas en los alrededores de color grisáceo oscuro o hasta rojizos. En ocasiones es tan concurrida que para encontrar lugar de estacionamiento es difícil, afortunadamente se ha establecido un límite tipo sardinel (compuesto de piedras) para que los automóviles no invadan la playa y con esto se pueda evitar que los motores en mal estado la contaminen con sus lubricantes, mismos que a veces chorrean y ensucian la arena. 

Esta playa es paradisíaca y esta "dividida" en su centro por una Peña, que básicamente da lugar a 2 playas: Balandra y la que se conoce como El Embudo. Esta ultima, por cuestiones de accesibilidad resulta algo complicada llegar, debido a que hay que subir el relieve comentado de unos 35 m de alto, para después bajar. La verdad no es tanta la subida, solo que hay que sumarle el sol a plomo, lo que incide en que tenga poca afluencia de bañistas pero que recomiendo mas, sin olvidar que en uno de sus extremos se encuentra la formación rocosa conocida como El Hongo.

Después de disfrutar 2 días en la maravillosa capital Sur Californiana, el siguiente punto en visitar dentro del itinerario era la población: Cabo Pulmo para posteriormente quedarnos en Los Barriles; ésta última a más o menos 1 hora y media de distancia de La Paz. Para llegar a este punto hay que tomar la carretera con dirección a Todos Santos, y pasando el kilometro 185, inmediatamente desviarse con rumbo a San José del Cabo. Este camino atraviesa diferentes poblaciones ubicadas en las partes bajas de la Sierra de la Laguna, entre las que destacan: El Triunfo, San Antonio, San Bartolo, hasta llegar a Los Barriles. Dicho trayecto, aunque es algo peligroso debido a sus curvas, también es maravilloso ya que el paisaje se observa muy verde debido a que la flora es más abundante.

Aquí literal, igual como le ocurrió a Tiscareño F. (2012) en las aventuras que narra sobre esta zona de la Peninsula, casi nos accidentamos de manera grave con una vaca que estaba en medio del camino justo en una curva. Afortunadamente no venia ningún automóvil en el carril contrario, por lo que pude maniobrar para evitar impactarnos con el animal. En verdad les digo que sean cuidadosos al conducir en esta zona, no es raro ver cenotafios en varias partes al costado del camino. Recomiendo detenerse en El Triunfo, población de origen minero de donde en 1862 se comenzó a extraer oro y plata hasta 1926, cuando al parecer los yacimientos se agotaron. Actualmente muestra la arquitectura de sus años dorados, ya que muchas de sus edificaciones están muy bien conservadas, por ejemplo: la Iglesia Señora de Guadalupe y sus fachadas amarillas. Vale el tiempo  conocerla, ya que es inevitable respirar su aire rustico que te llena de serenidad. Igualmente sugiero detenerse en San Antonio y San Bartolo, aunque sea para estirar las piernas, debido a que se respira ese aire bucólico que tristemente se ha perdido en muchas poblaciones del país.

De este último pueblito a Los Barriles serán a lo mucho 20 minutos. Pasaras un puente que traviesa un arroyo seco llamado Buenos Aires, veras una gasolinera Pemex a tu costado derecho e inmediatamente una bifurcación en donde para acceder a su centro, tendrás que tomar a mano izquierda. Además de tener unas muy hermosas playas, también cuenta con una variedad de servicios significativos: restaurantes, hoteles, bancos, tiendas de souvenir, etc. Me gusto tanto, que fue la segunda población que más disfrute de BCS, solo por detrás de una en particular que párrafos más adelante diré su nombre.


Pasamos de largo Los Barriles, era muy temprano (8:30 am), apenas el calor arreciaba y el destino que nos urgía era Cabo Pulmo. Principalmente nos apremiaba tomar el tour en lancha para divisar su riqueza marina. Dejamos atrás un pequeño asentamiento (desconozco su nombre) e inmediatamente atravesamos un puente llamado: Las Cuevas, donde al final esta la desviación (conocido como camino Cabo Este) a mano izquierda con dirección a La Ribera (a mas o menos 20 minutos), la cual visitamos brevemente después de nuestro regreso de Cabo Pulmo. Diré que sus playas son igual de bonitas que en toda la línea costera que presumen estas latitudes además de que es uno de los pocos ejidos (constituido en 1929) ubicados frente al Mar de Cortes en su punta peninsular junto con San Vicente de los Planes (1968) y El Sargento y su anexo la Ventana (1949), todo esto de acuerdo al Registro Agrario Nacional, lo que me pareció llamativo. De La Ribera al Área Natural Protegida será aproximadamente 1 hora, ya que una parte del camino es de terraceria. Habremos llegado a Cabo Pulmo Beach Resort como a las 10:15 am, había poca gente y muy buena disposición de la empresa ecoturistica para llevarnos a conocer el mar y sus secretos cuyo costo fue de $1300 por los dos. Me pareció caro, pero una vez que pudimos mirar la biodiversidad por debajo de la superficie marina, la verdad es que se me olvido lo económico. Como ya dije, lo recomiendo mucho. Luego de casi 3 horas de nadar en mar abierto y de disfrutar de una pequeña alberca propiedad de la empresa turística, procedimos a comer tremendos filetes de jurel: de lo mejor que he probado en mi vida. Reposamos un rato, acto seguido retornamos durante la tarde a Los Barriles, quedándonos esa noche a pernoctar en el Hotel Calafia, justo sobre la carretera: $350 MN; los comentarios salen sobrando.

Amaneció, intempestivamente aprovechamos para buscar y cambiarnos a uno mejor como el Hotel Los Barriles, que por noche tiene una tarifa de $1500 MN. Cuenta con alberca y demás comodidades al igual que mucho movimiento de personas, lo que no me gusto NADA. Es decir, para relajarnos no fue muy buen lugar, aunque sí la playa en la cual permanecimos hasta que anocheció. Para comer, aquí recomiendo los restaurantes El Barrilito o La Curva donde también puedes encontrar cerveza artesanal. Al día siguiente era un sábado del mes de julio, después de desayunar, lleve a mi amiga al aeropuerto Manuel Marques de León en La Paz porque su vuelo salía a la 1:30 pm. Fue una triste despedida para mí, ya que tenia como 12 años sin verla, y durante las vacaciones (del 2019) que narro en esta reseña recordamos muchos momentos de infancia y juventud. Solo agradecer su maravillosa compañía.

Yo todavía tenía poco mas de 1 semana libre de trabajo, por lo que regrese a Los Barriles, pero esta vez quise aventurarme un poco más allá de las montañas misteriosas que se ven hacia el norte desde sus playas. Subí a mi auto y me adentre en un camino mal pavimentado que atraviesa cerros escarpados y pedregosos abundantes de vegetación espinosa que por momentos las vistas de repente permiten observar un mar inmenso e inacabable que se desvanece junto al cielo en la lejanía. Después de 25 minutos llegué. Todavía los últimos rayos del sol pegaban débilmente en el rostro, frente a mí el desierto mostró una pequeña población o más bien un edén: El Cardonal.

Tal y como les comente días después al atento personal del Hotel donde me hospede, y que al escucharme ellos mismos denotaron una bonita sonrisa: "El Cardonal es una maravilla de lugar", y es cierto. Es un paraíso que forma parte del litoral que da al Mar de Cortes en donde su gente se envanece de la compañía de tan hermoso mar, y que para acceder (desde Los Barriles) es necesario sortear una serie de curvas que cruzan la Sierra de San Bartolo y Carrizalito. Después de un trayecto sinuoso y con algunos deslaves, llegaras a estas tierras que todavía conservan estoicamente sus playas y desiertos casi intactos, ideales para desconectarte de todo en un ambiente tan bucólico que en sus alboradas será inevitable despertarse por la algarabía de ciertos animales de campo.

Para mi fue un privilegio encontrar este lugar, o tal vez inconscientemente el mar me llamó. Es difícil explicarlo, pero cuando arribé y mire la población tan aislada y apacible, o al sentir la fresca brisa proveniente de la costa, sabía que me estaba esperando para que la conociera. Algo loco, sí, pero real. Además el Hotel donde me quedé se había recién vaciado, ya que por finales de julio el turismo comienza a bajar y aun mas en lugares tan poco conocidos: prácticamente era solo mío, incluida su piscina. También es cierto que dicho Hotel es muy frecuentado por el turismo gringo (aunque más en fechas decembrinas) pero cuando llegué, reitero, estaba muy tranquilo. Sobra decir que sus instalaciones son de muy buen gusto, con todos los servicios que en un lugar tan remoto no te esperarías. Me baje del auto y algo temeroso por saber el precio del hospedaje me anime en preguntar: $1200 noche. Me mostraron las habitaciones con vista al mar y no lo pensé: me quede una semana o mejor dicho, lo que quedaba de mis vacaciones.

Lo mismo me había pasado algunos años antes cuando visite Maruata en Michoacán o Mayto en Jalisco, esa sensación de confort, de encontrarte en un lugar rustico nada trivial al contrario: muy autentico, casi onírico. Aunque no todo es miel sobre hojuelas. Y digo lo anterior porque habitantes me contaron que casi todos los terrenos ubicados en su franja costera se encuentran privatizados, es decir, pertenecen en buena parte a extranjeros o lotificadoras nacionales que esperan el momento para invertir y transformar el lugar. El dólar como moneda de cambio en toda la Peninsula, hace una gran diferencia.

A la mañana siguiente, por vez primera en el viaje atracaron las nubes el cielo diáfano, aun así El Cardonal no dejaba de mostrarse impactante. Desde mayo a septiembre es la temporada de huracanes; algunos suelen ser de cuidado, pero este que se avizoraba sobre el territorio no era para preocuparse tanto. Desayuné, tomé mi cámara e inmediatamente procedí al reconocimiento de la playa. No había sol y si mucho viento refrescante, por lo que pude caminar un buen trecho. Al regresar a la localidad algo cansado decidí dormir sobre la arena clara teniendo de fondo el sonido de las olas pasivas. Me acomodé bajo una palapa con techo de palma que sobresalía de entre una playa desolada y celestialmente grisácea. Hacia mucho no dormía de manera tan relajada hasta que unas gaviotas algo alborotadas me despertaron. Regrese al cuarto, comí, para después aprovechar la alberca hasta que anocheció.

El lunes siguiente también amaneció nublado. Mi plan era descansar todo el día en la habitación, la cual tenía un balcón con vista al mar, espacio que estaba equipado con una mesita y sillas de metal en donde estuve planeando la visita express que haría el martes a San José y Cabo San Lucas. Dedique tiempo para identificar en google earth la ruta que tomaría, así como los lugares a los que iría. No pensaba quedarme a dormir allá, en parte porque sabía que era más costoso el hospedaje y porque mi presupuesto comenzaba a disminuir. De este modo, estaba convencido de continuar en El Cardonal, además de que ansiaba mirarlo exuberantemente soleado, cosa que no me había tocado presenciar todavía.

Luego de platicar con el amable administrador y con parte del personal del lugar donde me hospedaba, subí a reposar a la agradable terraza. Era tarde. Aquí pase horas hipnotizado mirando el océano pero mentalmente divagando en recuerdos añejos y recientes, en momentos que derivaron en cambiar de residencia, en maravillosos tiempos que me permitieron conocer algunos otros Estados, tiempos que no volverán pero que se encuentran guardados celosamente en las neuronas, entre muchas otras cosas que repentinamente llegaban a mi pensamiento, tal y como las olas que miraba a la lejanía lo hacían hasta esparcirse finamente sobre la playa, impulsadas por un viento que arreciaba. 

Eran como las 7:30 am de una mañana muy húmeda. Las nubes cubrían totalmente el cielo recordándome por momentos esos días sin sol tan placenteros que suele haber en CDMX en temporada de lluvia. Deje atrás Los Barriles, tomé con dirección a San José del Cabo (a poco más de 1 hora de distancia), pasando de nuevo la desviación que te lleva a La Ribera aunque esta vez continué derecho, pasando también la desviación a la población de Santiago y mas allá otra que se interna al poblado de Miraflores. Como dije, en ninguna de estas desviaciones me metí, por lo que seguí en recto hasta llegar al asentamiento Santa Anita, que esta "prácticamente" integrado al área urbana de San José del Cabo. Una vez que te acercas a la costa, viniendo sobre la carretera que se convierte en la avenida principal, comenzaras a ver varios Hoteles de estilo arquitectónico interesante, pero que (lamentablemente) tapan la hermosa vista al océano. Después de andar buscando un acceso en auto que te dirija a la playa, encontré una salida que da a una llamada Costa Azul, que es un acceso público, donde también hay puestos de comida algo variada ubicados debajo de un puente. La playa de SJ del Cabo es muy ancha, en algunas secciones de más de 60 metros, lo que me sorprendió, además de sus aguas azul marino y el color crema de la arena, sobre la cual camine un buen tramo.

Conforme la mañana se terminaba las nubes comenzaron a abrirse, lo que me permitió por momentos apreciar el azul intenso del mar. A medio día decidí recorrer la avenida llamada Paseo Malecón San José, vialidad que cuando entre a la ciudad pude ver su señalamiento. Me esperaba un malecón sobre el cual pudieras caminar de manera paralela al mar, tal y como el que tiene La Paz, Loreto ó Ensenada. Nada que ver, es simplemente una avenida donde se encuentra una variedad de Hoteles que no permiten la vista y dificultan la entrada a la playa. Solo de repente encontraras unos accesos públicos angostos en las colindancias de dichos inmuebles. Me decepcioné, por lo que no quise ingresar, y mejor decidí salir con rumbo al siguiente destino que esta muy inmediato, como a media hora.

Al igual que en San José, en Cabo San Lucas también es visible la falta de planeación o regulación de parte de las autoridades en materia urbana y turística que frene o regule los proyectos auspiciados por promotores inmobiliarios, ya sean hoteleros o de vivienda, mismos que están dirigidos (muchos de estos) a niveles socioeconómicos altos o muy altos, y que han transformando radicalmente la belleza natural de las zonas costeras logrando que pierdan su magia. Hoteles y Clusters habitacionales por doquier, sin ningún sentido de organización sobre el territorio, "ocupándolo como se va pudiendo" dentro de una tacita competencia entre privados para acaparar el mejor suelo, esa es la sensación que me dejó. No olvidar que estas 2 ciudades reciben mucho turismo internacional, el cual ha sido un elemento que ha configurado su dinámica urbana así como la jerarquía de los proyectos a su interior.


CONTINUARA... 

Bibliografía recomendada:

  • Bobadilla, Mariana (et. al, 2017). "Percepción de los prestadores de servicios dentro de Áreas Naturales Protegidas sobre la eficacia de las políticas ambientales ahí implementadas y su impacto sobre el bienestar de la comunidad. Caso: Cabo Pulmo, B. C. S. México". En El Periplo Sustentable, num. 33, p. 760-797.
  • Cole, Norman (2018). A Guide to the Desert Plants of Bahia de los Angeles, Baja California: Including Adjacent Areas and the Midriff Islands, USA, North Carolina: Lulu Publishing Services.
  • Diario Oficial de la Federación (s/f). Santa Rosalia, B.C.S., Dirección General Adjunta de Oceanografía, hidrografía y meteorología, SEMAR, México.
  • Grijalva, Aidé (1983). "La Colorado River Land Company",en David Piñera Ramírez. (coord.), Panorama Histórico de Baja California. México, Tijuana: UNAM-UABC.
  • Jackson, Robert (2001). "Una frustrada evangelización: las limitaciones del cambio social, cultural y religioso en los pueblos errantes de las misiones del desierto central de Baja California y la región de la...", en Fronteras de la Historia, núm. 6, pp. 7-40.
  • Jordán, Fernando (originalmente escrito en 1952) (publicado por UABC 1997). El Otro México. Biografía de Baja California, Mexicali: UABC.
  • Martínez I.; Osorno F. y García J. (2016). "El reparto Agrario en el Valle de Mexicali, el ejido colectivo y la integración del territorio: una utopía Cardenista", en Memorias del XIV Coloquio Internacional de Geocritica: Las utopías y la construcción de la sociedad del futuro, España. Universidad de Barcelona, pp. 3-19.
  • Romero, Manuel (1989). El Boleo: Santa Rosalia, Baja California Sur, 1885-1954, México: Universidad de Sonora.
  • Taylor, Lawrence (1995). "La revuelta magonista de 1911 en Baja California: acontecimiento clave en el desarrollo del sentimiento nacional entre la población peninsular norteña", en Frontera Norte, Vol 7, Num. 13, pp. 25-47.

Fotos: Archivo personal.

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